Crónica: Altercado Poético de 8 voces

Una noche para examinar, una noche para recordar. Altercado poético, nombre que surgió de un «Brainstorming» de los invitados, fue el primero (esperemos más) de una serie de momentos poéticos que están por venir. La organización fue de Adrián Flor Martínez, quien llevó en todo momento un cuidado trabajo. 20 minutos tarde llegué, Sergio Gómez me pregunta si «los rock stars de la poesía llegan tarde». Ironía de compadre celebrada, la tardanza no cambió el humor de los compañeros de lectura. En el camino, Fran Picón, atento entre los atentos, me dice vía sms que no puede asistir. Un gesto poco habitual pero que añadió más alegría a la que experimentaba. Un bar lleno, caras conocidas y desconocidas me observaron al llegar con prisa. Se inicia la lectura. Nacho Escuín, presentando con cariño y afecto a cada poeta que salía. Señaló que intuía que pasaría algo importante esa noche y le recordó su propio andar con la revista eclipse. Lee Adrián Flor y me sorprende positivamente su seguridad. Textos daban cuenta de pasos y decisiones. Concisión y diálogo con el detalle, termodinámica del recuerdo; reflexión de las mil y una noches. «ahora entiende esa noche porque no hubo tal noche», como mencionaba en un poema.  Elia García Zarranz lee con el micro y su presencia se funde con sus textos. Poemas para leerlos dos veces, elasticidad al máximo que nos hace esperar con agrado un poemario futuro. Sergio Goméz lee tercero. La carnalidad del tiempo que se desprende de su poemario 60 gramos no deja indiferente. Fragmentario,  Trilceano a su manera, heredero de una pedacería Adorno/Horkheimer, sus textos son segundos que habitan en la reflexión y en la cuidada radiografía del lenguaje. Hay un homenaje a Rolando Mix y hay poesía trabajada, culturalista y de cosas cotidianas. Mapi P. Freixas habla de Gonzalo Rojas y de una Macarena latinoamericana. Poemas de una fuerza subterránea enigmática, que pudieron ser vivido-escritos en Valparaíso o Zaragoza,  interactúan de forma inteligente con la anécdota y el relato. A momentos nos hablan de sumergirse en aguas profundas que solo nadadores expertos conocen. Luego leyó quién escribe, Escuín recuerda las andanzas pasadas y complicidades y recuerdo los 6 años 10 meses que llevo en la capital aragonesa. María Coduras leyó sus poemas de forma refinada y elegante. Momentos en el tiempo y formas de atesorar. Hay un breve paseo por los libros de caballería que ella conoce perfectamente por su trabajo. Ainoha Corral lee al final. Me recordó a las heroínas de los cuentos de hadas: parece leer una historia mágica, llena de encanto y acción. Es habitual el micro abierto en el candy y lee Marta Fuembuena. A capella desde la memoria, no hay texto como documento escrito. Con la Concisión y la elegancia francesa de los buenos vinos, el texto transita por el aire y esgrime circunstancia e invitan a laberintos prófugos y volátiles. Y borgianos.

Los invitados se dispersan y se quedan los de siempre. Junto a Sergio y Adrián bebiendo las últimas copas y se suma Fernando Frisa con esos chupitos negros que molan tanto: Nos muestra un video de Juan Carlos Mestre recitando en el candy. Al final, me bajo de un taxi  mucho antes de llegar a casa y me pierdo en la noche zaragozana. Muy contento con la lectura, altercado poético fue un momento donde fui feliz y recité alguno que otro poema que hablaba de balas/balas/balas…

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