Edgar Allan Poe y el principio poético

«Las técnicas de Poe, a menudo juzgadas como un esteticismo gratuito, tienen como objetivo ejercer una terapia hipnótica sobre el entendimiento; están destinadas a suspender temporalmente los datos de la conciencia racional para favorecer el retorno del hombre a su identidad originaria».

Antoní Marí.

EL PRINCIPIO POÉTICO *
(Fragmento)

Al hablar del principio poético, no me anima el propósito de ser minucioso ni profundo. Sin dejar de tratar, de manera muy aleatoria, la esencia de lo que llamamos poesía, mi objetivo principal será citar, para su consideración, algunos de aquellos poemas ingleses y norteamericanos menores que más se ajustan a mi propio gusto o que, conforme a mi capricho, han dejado una impresión más duradera. Por «poemas menores» entiendo, pos supuesto, poemas de poca extensión. Y aquí, al comienzo, permítanme decir algunas palabras sobre un principio un tanto peculiar que, justa o injustamente han influido siempre en la valoración crítica que hago de un poema. Afirmo que un poema extenso no existe. Sostengo que la expresión poema extenso es, sencillamente, un contrasentido.

Apenas si necesito observar que un poema solo es digno de su nombre en tanto excita el alma, elevándola. El valor de un poema está en consonancia con este grado de excitación y elevación. Pero todas las excitaciones son, por pura necesidad física, pasajeras. Este grado de excitación que hace a un poema digno de su nombre no puede mantenerse a lo largo de una composición extensa. Después de media hora, a lo sumo, decae, fracasa, surge una sensación de repugnancia y entonces el poema, en efecto y a todos los efectos, deja de serlo.

Traducción: Jordi Doce.

* Poe, Baudelaire, Mallarmé, Valéry, Eliot and Antoní MARÍ, Miguel CASADO and Jordi DOCE. 2011.  Matemática Tiniebla: Genealogía de la poesía moderna. 1̇ edn. Anon. Barcelona. Galaxia Gutenberg Círculo de Lectores. P. 25.

2 respuestas hasta “Edgar Allan Poe y el principio poético”

  1. Miguel del Rosario Says:

    Discrepo con el señor Marí cuando afirma que cuando el grado de excitación decae para dar paso a una sensación de repugnancia, el poema deja de serlo. Si la poesía lo es en tanto que afecta o excita el alma, entonces la repugnancia como sensación también puede ser considerada excitación, puesto que el alma sigue activa aunque sea, a través de un sentimiento desagradable. Según mi parecer, lo importante de la poesía y del arte es, a parte de hacer pensar: hacer sentir. Así, no creo que debamos menospreciar las sensaciones repugnantes, ya que el mismo Poe no emocionaba de una forma agradable. Pienso que a veces no damos importancia a lo que aparentemente no es bello y sobrevaloramos lo que aparantemente lo es. Por cierto, si un poema extenso no existe, entonces me pregunto qué es la obra de Marí «Han vingut uns amics».

  2. […] un día verano, ecos de Paul Virilio, Edgar Allan Poe y José Lezama […]

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