Eficacia fragmentaria en Theodor Adorno
Ir hacia adelante de su propia filosofía, antecederse a lo fragmentario no como suceso, sino como el deseo inextinguible de ese deseo. Pareciera ser que la escritura de Adorno en Minima Moralia no le basta con renunciar a ser forma, también se da tiempo de sugestionar cualquier estrategia de contexturas. Leer este libro, publicado originalmente en 1951 es un duchazo frío de actualidad. De ésos que te dejan preparados para el día a día. De su escritura aforística podemos tomar lecciones estéticas, reflexiones, imágenes. El libro lo escribió Adorno en gran parte durante la segunda guerra mundial, y como señala en el prólogo: en actitud de contemplación. Dividido en 3 partes, podemos observar las más diversas complicidades. Su escritura es un fluir constante, mudanzas urgentes que desalojan las dudas más acaparadoras de espacio. Como se vea, la siguiente selección de fragmentos de los fragmentos del libro pretende ser una giro anímico a las diversas tomas de postura que se requieren en esta modernidad líquida, si seguimos los desgranamientos de Bauman.
» El sordo rumor, siempre presente en nosotros, de nuestra experiencia onírica resuena en el despierto en los titulares de los periódicos».
«El hecho de que los intelectuales tengan generalmente trato con intelectuales no debería inducirlos a tener a sus congénere por más vulgares que el resto de la humanidad (…) El resto de las persona, especialmente las sencillas, cuyas perfecciones tiende tanto a realzar el intelectual, encuentran a éste por lo común en el papel del que desea vender algo a alguien sin el temor de que el cliente pueda invadir su coto. Al mecánico de automóviles o la chica del bar quedan fácilmente libres de la acusación de vergüenza: de todos modos, a ellos el ser cordiales les viene impuesto desde arriba».
«Quien ya no tiene ninguna patria, halla en el escribir su lugar de residencia».
«El escritor siempre podrá hacer la experiencia de que cuanto más precisa, esmerada y adecuadamente se expresa, más difícil de entender es el resultado literario, mientras que cuando se expresa de forma más laxa e irresponsable se ve recompensado con una segura inteligibilidad»
«La halagadora creencia en la ingenuidad y pureza del artista o el literato pervive en la inclinación de éstos a exponer sus dificultades con el interés solapado y el espíritu práctico-calculador de los firmantes de un contrato (…) son tan fieles a las reglas del juego de la razón y sus intereses han sedimentado de manera tan natural en su pensamiento, que han vuelto a ser inofensivos. (…) La Magia social indefectiblemente convierte al que no entra en el juego en egoísta, y al que se adecua con pérdida de su Ego».
» Es preciso fijar perspectivas en las que el mundo aparezca trastrocado, enajenado, mostrando sus grietas y desgarros, menesteroso y deforme en el grado en que aparece bajo la luz mesiánica. Situarse en tales perspectivas sin arbitrariedad ni violencia, desde el contacto con los objetos, sólo le es dado al pensamiento. »
«La inteligencia es una categoría moral. La separación de sentimiento y entendimiento, que permite al imbécil hablar libre y buenamente, hipostasía la escisión historicamente consumada del hombre en sus funciones. En el elogio de la sencillez trasluce la preocupación porque lo separado no vuelva a encontrarse y altere la deformidad».
«Los artistas no subliman nada. Que no satisfacen sus deseos ni tampoco los reprimen, sino que los transforman en productos socialmente deseables – sus creaciones -, es una ilusión del Psicoanálisis; además las legítimas obras de arte son hoy, sin excepción, socialmente indeseables. Los artistas más bien muestran instintos arrolladores, calificademente neuróticos, intermitentes y al mismo tiempo en colisión con la realidad».
«El arte sin reflexión es una fantasía anacrónica en una edad reflexiva».
«Resulta críticamente dudoso afirmar de una obra de arte, y aun del arte en general, que son «necesarios«, pues ninguna obra de arte lo es. Pero sí que es verdad que sus mutuas relaciones son las de la condicionalidad y esta condicionalidad continúa en su propio interior».
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